La Pandemia de Sars-Cov-2 (Covid 19) nos ha dejado una larga lista de nuevas costumbres, que a modo de solución ante la adversidad han llegado para quedarse. El debate de la educación online así como su calidad y efectividad es cuestionado por muchos y aprobados por otros. Me quiero centrar en una serie de aspectos que creo que de alguna manera pueden afectar para bien o para mal el proceso.
Sin lugar a dudas el nivel de la enseñanza es a mi parecer el más delicado. No podemos plantear una educación a distancia 100x100 efectiva en niños de educación primaria donde el nivel de atención es menor, la distracción abunda con más facilidad y las habilidades a adquirir/impartir son mucho más complejas en cuanto a edad/aprendizaje. Comparándola con una enseñanza universitaria se deduce que el estudiante, joven con mayor desarrollo de capacidades cognitivas, puede aprovechar mejor esta modalidad de educación.
Otra cuestión base se relaciona con el número de alumnos. No podemos valorar igual una clase online a un grupo de 20 estudiantes (sea la enseñanza que sea), que clases particulares impartidas de forma individual a un solo estudiante, dos o tres como máximo. En este tipo de clases se logra una mejor comunicación, retroalimentación y calidad de la clase impartida.
Y por último y no menos importante, la asignatura a impartir. Indudablemente existen asignaturas con un enfoque práctico presencial que debe ser insustituible. Asignaturas como Medicina, Enfermería y Fisioterapia entre otras llevan una carga horaria puramente práctica en la cual la educación online nunca podrá sustituir o remplazar.
En resumen, la suma de los factores enunciados anteriormente pudieran determinar la calidad de cualquiera educación online. Todo adicionado a la calidad del docente responsable, al interés del estudiante y por supuesto, al acompañamiento tecnológico.
Excelente Artículo !!!